Mis poemas




Mis poemas escritos en el lecho del río

jamás serán reescritos sobre estas viejas hojas flamantes

que tantas manos virtuales tocan, ajan y transforman.



Mi poemas escritos en las nervaduras de las hojas,

en las calendarias cortezas, en el quanto de las piedras,

en las barbas de los líquenes y en el corazón del áisber,

jamás serán leídos en estas páginas que ensueñan,

en estas páginas que parlan, mortales, en estas soledades.



Mis poemas escritos en las costuras de los zapatos,

en el plomo de las cañerías, en las prohibidas mansiones,

en la zona loca de tantos baldíos, baldas y balcones,

o aun en la hípnica línea que horizonta un párpado de niño,

jamás serán tatuados en el abanico blanco que aquí se lee.



No seré lo que ahí he sido siendo,

no beberé lo rebebido a grandes sorbos en un banquete de narcisos sentados,

apoltronados en sus ciudades de espejos.




Cuando el río mismo me diga ‘‘sos un río’’

Empezaré a vivir —

                                      Empiezo a vivir —

                                                                          Empecé a vivir



                                                                                            (1983-88)